Cierto día una pareja que tenia cuarenta años de matrimonio, iba sobre una carretera por el campo, cuando de repente, la señora señalando una alambrada le dijo a su marido que se parara diciendo:

- "¿Te acuerdas lo que hicimos hace cuarenta años, cuando estábamos recién casados??".

El marido le comentó que efectivamente si lo recordaba y la señora, con mirada de excitación, le dijo:

- "!Vamos a hacerlo de nuevo!"

Al marido se le iluminaron los ojos y dijo "OK".

Así que los 2 bajaron del auto, se dirigieron hacia la alambrada y ahí recargando a su esposa, el señor le hizo el amor, mientras que su esposa brincaba, gritaba, saltaba, bailaba y lloraba en forma extraordinaria...

Al terminar el señor vio con sorpresa que su esposa se desmayaba, así que la cargó y la llevó al auto y trato de reanimarla.

Finalmente cuando su esposa volvió en si, el marido le dijo:

- "Mi amor hace cuarenta años no gritaste, gemiste, saltaste y bailaste en esa forma", y la señora respondió:

- "¡HACE CUARENTA AÑOS, LA ALAMBRADA NO ESTABA ELECTRIFICADA.!"



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Una señora va al médico a consultar porque su marido no le hacia el amor hacía ya seis meses, entonces el médico le da dos "Viagras" para que se las ponga en el café después de la comida; la señora las cogió feliz y se fue; a los quince días el médico se la encontró por la calle un poco esquiva pero de todos modos habló con el doctor; lo primero que le pregunto fue como le había ido aquella noche la señora le dijo: mire doctor yo hice lo que Ud. me dijo puse las píldoras en el café y él se puso como una Bestia, aparto todos los platos y los cubiertos de la mesa y allí mismo me dio un par de veces.

El doctor: "Bueno ¿eso era lo que Ud. quería? ¿no?

La señora: "Sí doctor..., pero ahora ya no podemos ir ese Restaurante...


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Una hermosa mujer joven sale de la ducha, se envuelve en una toalla y le dice a su marido que ya puede utilizar la ducha. Cuando el entra en la ducha suena el timbre de la puerta. La esposa le dice que ella abre y baja a abrir la puerta envuelta en la toalla.

Cuando abre la puerta encuentra a su vecino, Manolo, quien se queda boquiabierto ante la visión que se le ofrece. El saca dos billetes nuevecitos de 10.000 ptas. y le dice a ella que son suyos si deja caer la toalla hasta la cintura. Ella piensa, "¿por que no?", de modo que deja caer la toalla y coge el dinero. Manolo jadea ante lo que ve, saca rápidamente otras 20.000 pesetas y se los ofrece si deja caer la toalla completamente. Ella piensa que ya había llegado bastante lejos, asi que, que importaba, y deja caer la toalla al suelo. Manolo la contempla un momento, le da las gracias y se va. Cuando ella sube de nuevo, su marido acababa de terminar de ducharse y le pregunto quien llamaba a la puerta.

Ella contesto: "Era simplemente Manolo".

El marido replico, "¡Y me trajo los 40.000 pesetas que me debe!".